Acerca de
Un destino en sí mismo
Explore el Grand Hotel d'Angkor
Entre en las páginas de la historia y escriba su propio capítulo de la mano de nuestras instalaciones y nuestros servicios excepcionales.
Nuestra historia
El Grand Hotel d'Angkor abrió sus puertas en 1932, un magnífico ejemplo de los excepcionales hoteles estilo resort europeos que florecieron en Asia en la década de 1930, cuando viajar era un pasatiempo glamoroso de la alta sociedad y el mundo de los templos en Angkor Wat estaba surgiendo. La cultura de los bungalows prosperaba en Camboya, pero después de largos viajes a lugares lejanos, los huéspedes sofisticados deseaban habitaciones que ofrecieran todas las comodidades del hogar, con baños, balcones privados y vistas inspiradoras. Buscaban un restaurante y bar donde pudieran compartir historias y reírse de las hazañas propias y de las de los demás. Así surgió el Grand Hotel d'Angkor, construido al mejor estilo art decó francés con influencias locales. Los primeros planos para 40 habitaciones rápidamente se convirtieron en 60, y luego en más a medida que aumentaba la demanda y la industria de viajes florecía. En el ascensor de madera original en el lobby, el más antiguo de Indochina, han viajado estrellas de cine, primeros ministros, primeras damas emblemáticas y sultanes a sus espaciosas habitaciones. Los salones de baile, salones y jardines han preparado el escenario para una alegría increíble y negociaciones pacíficas, y también han sido testigos de un dolor impensable en tiempos más tumultuosos. En 2019, el hotel fue sometido a una extensa renovación, en la que se restauraron sus 119 habitaciones y suites y otras características arquitectónicas para recuperar su antiguo apogeo.
Nuestra historia
Una renovación del diseño
La renovación llevada a cabo en 2019 respeta profundamente la arquitectura original del edificio. Los detalles arquitectónicos de la época abundan, desde los bordes de hierro del ascensor de madera original hasta las barandillas art decó con motivo floral en la escalera, todo restaurado a su antigua e impoluta condición. Los amplios aleros del inmenso techo de tejas son sostenidos a intervalos regulares por grandes soportes de hormigón escalonados. Estos soportes imitan los de madera que suelen verse sosteniendo el enorme peso de los techos del palacio chino.
Las habitaciones son más luminosas gracias a las nuevas luces focales y tratamientos de ventanas, mientras que los pisos de madera dura les aportan calidez. Cada una se abre a una vista de encantadoras escenas de la calle o a los terrenos de estilo plantación. Se instalan puertos de alimentación de fácil acceso, estaciones de carga USB e internet de alta velocidad para una conectividad óptima. Todas las habitaciones están equipadas con nuevas cafeteras Segafredo y las camas están renovadas con colchones con pillow-top Simmons para disfrutar de una buena noche de descanso. Los baños han experimentado las mayores renovaciones, con azulejos y accesorios italianos nuevos, como regaderas tipo lluvia de gran tamaño. Los huéspedes pueden disfrutar de más espacio ya que los armarios se reemplazaron por guardarropas empotrados; y fieles a la tradición de Raffles, hay un escritorio en cada habitación.
Mito y magia
Se dice que el hotel fue visitado por dos figuras muy veneradas del folclore camboyano, el Dios grande y el Dios pequeño. Se puede visitar su santuario en los jardines de más de 4.000 metros cuadrados (15 acres) para ser bendecido con buena fortuna. Las estatuas también tienen una historia intrigante: simplemente pregúntele a nuestro historiador a quien le encantará explicarle los detalles históricos y la mitología que los camboyanos tanto aprecian.
La historia de Siem Reap
Cuando el Grand Hotel d'Angkor abrió sus puertas por primera vez en Siem Reap, no había otros edificios que obstruyeran la vista de los templos en Angkor Wat, a 8 km (aprox. 5 millas) de distancia. Los exploradores franceses que abrieron la puerta de los templos a la civilización occidental, Henri Mouhot y Henri Marchal entre ellos, conocían como era Siem Reap antes de que llegara el turismo, cuando era un simple pueblo pesquero con fácil acceso a uno de los monumentos religiosos más fenomenales del mundo.
La ciudad creció con el interés cada vez mayor en todo lo exótico. Primero llegaron los bungalows, luego los grandes hoteles, junto con restaurantes, bares, comerciantes y todos los demás negocios que conforman un próspero resort. Angkor Wat tampoco era la única atracción: los viajeros comenzaron a ver los atardeceres sobre el lago Tonlé Sap, las caras sonrientes del templo Bayon y la mística Ta Prohm, que los primeros exploradores compararon con el impenetrable castillo de la Bella Durmiente.
En la actualidad, nuestros mayordomos de Raffles pueden guiarlo para que descubra algunos de los preciados secretos de Siem Reap, como el barrio de Kandal Village para ir de compras y, para los aficionados a la cocina, algunas joyas gastronómicas ocultas.
Una instantánea del reconocimiento que hemos recibido en los últimos años.