La ex primera dama de EE. UU. por excelencia, Jackie Kennedy, siempre había anhelado visitar Angkor Wat, y cuando tuvo la oportunidad de viajar a Camboya en 1967, lo llamó “un sueño de la niñez hecho realidad.” La revista Life publicó su viaje de una semana en la portada y declaró que el “resplandor” de la Sra. Kennedy era “ahora tan famoso en Nom Pen como lo es en París”. Incluso encontró tiempo, informó Life, para admirar las composiciones de jazz del Príncipe Sihanouk.

Sin embargo, la visita casi no se lleva a cabo. Las relaciones entre Camboya y EE. UU. se habían cortado en 1965, por lo que la Sra. Kennedy necesitaba un permiso especial para ingresar al país. Se emitió una invitación del Príncipe Sihanouk, pero luego estaba el no insignificante problema de cómo llegaría allí. Había vuelos desde EE. UU. a Bangkok, pero no había vuelos comerciales hacia Camboya. Problema resuelto: ella y su séquito volaron a Nom Pen en un C54 de la Fuerza Aérea de EE. UU., la primera aeronave estadounidense en aterrizar en Camboya en dos años. Al bajar del avión, el 2 de noviembre de 1967, una de las mujeres más elegantes del siglo XX recibió una cálida bienvenida. Camboya, como todos, la adoraba.

Naturalmente, la Sra. Kennedy se hospedó en Nom Pen en el hotel más prestigioso de la ciudad: el Hotel Le Royal, ahora Raffles Hotel Le Royal. ¿Y qué mejor manera de conmemorar su estancia que con un cóctel de champán? Después de todo, su entusiasmo por el champán y los cócteles era bien conocido; de hecho, se dice que causó algo de revuelo en la Casa Blanca cuando sustituyó el tradicional ponche antes de la cena por cócteles al estilo europeo.